La experiencia de intercambio internacional no solo transforma académicamente, sino también en lo personal y cultural. Así lo relatan Carla Oyarzún y Valentina Ruiz, estudiantes de Nutrición de la Universidad Adventista de Chile (UNACH), quienes tuvieron la oportunidad de realizar un intercambio en la Universidad Adventista del Plata (UAP), Argentina.
P: ¿Qué fue lo que más te motivó a participar en el intercambio?
Carla Oyarzún: Consideré conocer cómo se aborda la nutrición en otro país, como una oportunidad para crecer y adquirir nuevos conocimientos.
Valentina Ruiz: Yo creo que sinceramente lo que me motivó al intercambio fue conocer la universidad, ya que había tenido referencias de que era muy buena, con muchas actividades, y también sabía del sanatorio. Me interesó mucho conocer la universidad, saber que había muchos estudiantes extranjeros y que tenía la posibilidad de conocer otras culturas. También quería experimentar cómo se veía la nutrición desde el sanatorio adventista.
P: ¿Qué desafíos enfrentaste al adaptarte al nuevo entorno?
Carla Oyarzún: Aunque no fue un desafío, me resultó interesante descubrir que, a pesar de compartir el idioma español, cada país tiene sus propias palabras para referirse a distintas cosas. En el ámbito de la nutrición, esta experiencia me permitió aprender nuevos términos y ampliar mi perspectiva.
Valentina Ruiz: Bueno, obviamente era una cultura distinta. Entonces, el trato entre personas y con los usuarios en las prácticas funcionaba diferente a como es en Chile. Fue un desafío intentar entender cómo funcionaban las cosas y adaptarme. También para mí fue un reto ser interna por primera vez, pero lo enfrenté bien. Además, había palabras distintas entre países que me resultaron interesantes.
P: ¿Qué fue lo más valioso que aprendiste durante el intercambio?
Carla Oyarzún: Salir de nuestra zona de confort nos permite crecer, no tan solo en el ámbito académico, sino que también en nuestra área física, mental y espiritual.
Valentina Ruiz: Lo más valioso, yo creo que fue las amistades que pude realizar allá. Conocer personas de otros países y realidades fue lo más preciado. También aprendí de otras formas de ver la nutrición y otras culturas.
P: ¿Hubo algo que te sorprendió culturalmente o que cambió tus perspectivas?
Carla Oyarzún: La Villa Libertador San Martín, en donde está ubicado el sanatorio y la universidad, es un lugar que promueve un estilo de vida saludable. Ofrece fácil acceso a alimentos saludables y cuenta con entornos en los que se puede disfrutar al aire libre. Además, el horario laboral permite tener tiempo para mantenerse activo diariamente. Eso causó un impacto en mí.
Valentina Ruiz: Algo que me sorprendió fue la comida. Por ejemplo, allá se comen muchas medialunas en el desayuno y los almuerzos suelen tener mucho queso. También me llamó la atención la personalidad de los argentinos, que es un poco más fría en comparación con los chilenos, pero más informal con los pacientes, ya que suelen tutearse. Y, obviamente, me sorprendió la cantidad de personas de diferentes países que conocí.
P: ¿Hay algún momento o experiencia en particular que recuerdes con especial cariño?
Carla Oyarzún: Todas las actividades realizadas con la carrera de nutrición fueron especiales para mí, desde las experiencias que viví en el sanatorio y así también con nuestras compañeras de 5to año de la UAP. Existía una unidad en el equipo, que permitía un ambiente grato.
Valentina Ruiz: Hubo un momento muy lindo en la Fiesta de las Naciones. Fue una actividad donde cada país presentaba su cultura con bailes, música o algo representativo. Fue hermoso compartir con mis amigos de otros países y conocer más sobre sus culturas. También fue especial trabajar con otros chilenos para representar nuestro país. Las despedidas fueron otro momento memorable, aunque tristes, porque reflejaban los lazos creados durante esos meses.
P: ¿Cómo describirías tu experiencia general en el intercambio?
Carla Oyarzún: Fue una experiencia que me permitió crecer de manera integral, fortaleciendo mi desarrollo personal y espiritual, así como también mi formación académica y mi preparación profesional.
Valentina Ruiz: Yo creo que fue una experiencia muy enriquecedora, tanto profesional como personal. Pude ver una forma distinta de abordar la nutrición y conocer otras culturas y formas de hacer las cosas.
P: ¿Qué consejos les darías a los estudiantes que están considerando un intercambio?
Carla Oyarzún: Que se animen y aprovechen la oportunidad que la UNACH brinda de poder conocer otras realidades académicas y culturales, porque realmente crecerán en todo sentido.
Valentina Ruiz: Obviamente animaría a todos a participar en un intercambio, ya sea en prácticas intermedias o profesionales. Es una experiencia muy linda y enriquecedora, que espero todos puedan vivir en algún momento.
Las historias de Carla Oyarzún y Valentina Ruiz nos enseñan que un intercambio académico es mucho más que una oportunidad de estudiar en otro país; es una experiencia de aprendizaje integral. Conocer otras culturas, enfrentarse a nuevos desafíos y crear vínculos con personas de diversas partes del mundo son vivencias que enriquecen tanto en lo profesional como en lo personal.
La movilidad internacional no solo les permitirá explorar nuevas realidades académicas, sino también ampliar su perspectiva de vida y fortalecer habilidades que los prepararán para el futuro. La UNACH, a través de sus programas de intercambio, abre la puerta a estas experiencias que, como demuestran Carla y Valentina, pueden marcar una diferencia significativa en su camino profesional y personal.
Para los estudiantes que consideran vivir esta experiencia, contactar al correo: [email protected].
			  








